La importancia de Viajar a Contramarcha

Jennifer, Asesora de Sistemas de Retención infantil

La vida de nuestros hijos… ¿hay algo más importante para nosotros, los adultos ( ya sean progenitores, abuelos, tíos, amigos,…) que nuestros niños y niñas?

Vamos creciendo junto a ellos, desarrollando habilidades que nos ayudan a “sobrevivir” a la ma(pa)ternidad, nos adaptamos unos, intentamos que se adapten también ellos a nuestra situación, necesidades, a vivir el día a día, arrollados por un ritmo frenético que arrastra a toda la familia, desde muy temprano, por la mañana, hasta última hora de la tarde…unos van a repaso, otros a baile, otros practican algún deporte,… mil y unas actividades extraescolares que requieren tanto a niños como a sus padres.

Y entre destino y destino…vamos sumando minutos, horas, kilómetros y más kilómetros. Pasamos tanto tiempo en el coche, subiendo y bajando de él, que se ha convertido en una parte más de nuestra casa, una estancia donde buscamos comodidad, descanso, espacios de almacenamiento, entretenimiento y, por supuesto, SEGURIDAD.

Nadie pone en tela de juicio la seguridad de los elementos y dispositivos que nos encontramos en su interior: cinturones, reposacabezas, ventanas, frenos, airbags, apoyabrazos, asientos, volante, ruedas… forman parte de un todo, pero ¿Qué pasa con las sillas infantiles?

 Las compramos, las instalamos, sentamos a nuestros hijos en ellas. Y en este punto, todos en algún momento nos preguntamos si la habremos instalado bien, hasta donde ajustar el arnés, si le haremos daño, etc., pero nadie se plantea una cuestión: SU SEGURIDAD.

 A nadie le entra en la cabeza que la respuesta a esa cuestión puede ser ¡NO!, y, desgraciadamente, son muchos, demasiados, los sistemas de retención infantil que no velan por la integridad física, ni por mantener con vida a sus ocupantes.

Se venden y se compran por desconocimiento, no creo que haya alguien que siente a su bebé en una silla peligrosa conociendo este dato, pero se fabrican a pesar de las lesiones que pueden ocasionar y lo seguirán haciendo sólo por una razón: se siguen vendiendo.

Se pone en manos del usuario la responsabilidad de su correcta instalación y uso, con manuales que rara vez salen de sus envoltorios y familias desembalando sillas de las que casi no saben ni su nombre.

Por intuición, ajustamos sus elementos como creemos, puede que acertemos, puede que no. Y todo estará bien mientras no llegue el día en que se ponga a prueba realmente su compromiso con la seguridad: en un accidente de tráfico.

Si por azar, por intuición o por experiencia lo hemos hecho bien, nuestro hijo no saldrá despedido, la retención habrá sido efectiva, pero que los niños salgan ilesos o lo menos heridos posible va a depender principalmente de la orientación de ese sistema.

Los accidentes de tráfico son la primera causa de muerte infantil del mundo, por encima de cualquier enfermedad, y muchas de esas muertes y la mayoría de lesiones que provocan paraplejias y tetraplejias en un siniestro son evitables solo con mantener a los niños de espaldas a la marcha.

Confiamos demasiado en la palabra “homologación” y la confundimos con “seguridad”, y los mensajes lanzados por fabricantes y asociaciones automovilísticas que nos hacen creer que este o aquel producto es mejor, nos convierte en víctimas del consumismo más cruel y es aquel que juega con la vida de nuestros hijos.

Ante unas leyes, normativas, reglamentos, etc. demasiado laxos respecto a lo que a salvar vidas y evitar lesiones se refiere, nos encontramos productos inseguros y peligrosos ( y homologados, sí) al alcance de todo el mundo.

Es por eso que nos toca a nosotros, como padres con la obligación de protegerlos, ser exigentes a la hora de elegir en qué sistema de retención infantil van a ir durante innumerables trayectos que van sumando kilómetros y ser responsables de su buen uso, pues por muy segura que sea la silla, si no lo hacemos bien, el resultado podría ser el mismo que con la silla más mediocre.

En el Día Mundial de la Infancia, y cada día del año os animo a que os informéis, busquéis ayuda y os dejéis asesorar por asesores y técnicos formados comprometidos e involucrados.

No estáis solos. Mantengo la esperanza de que nuestra sociedad siga actualizándose y abriendo la mente para que el número tolerable de niños fallecidos en accidentes de tráfico sea 0, para que se legisle en consecuencia y aspiremos a SALVAR TODAS LAS VIDAS POSIBLES.

Mientras tanto hay algo que podemos hacer cada uno desde nuestra posición:

  • Que los niños viajen a contramarcha todo el tiempo posible, incluso más allá de los 4 años. -utilizar un sistema de retención infantil adecuado, acorde a su edad, altura y peso.
  • Elegir SRI completos, con todos los elementos básicos de seguridad: pata de apoyo y arco antivuelco/lower tethers.
  • Ajustar el arnés hasta que no podamos pinzarlos con los dedos para que los niños vayan bien sujetos.
  • Revisar de vez en cuando la instalación y el ajuste del cabezal y el arnés.
  • Quitarles siempre la chaqueta antes de subirlos a la silla.
  • No dejar objetos sueltos por el coche, pueden convertirse en proyectiles.
  • Acudir siempre a un centro especializado que nos asesore y realice pruebas de instalaciones en nuestro vehículo y nos ayude con los puntos anteriores, oriente y enseñe antes de elegir una silla y comprarla.

La seguridad viaja de espaldas, solo de espaldas y siempre de espaldas.
Protejamos a nuestros niños.

Jennifer Sánchez Lozano

– Asesora de sistemas de retención infantil
– Directora de Ibiza a Contramarcha

@ibiza_a_contramarcha

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